La infaltable e indeseable congestión nasal.

Molesta como pocas, la congestión nasal es una manifestación que no deja de estar presente en el inicio de la primavera, sobre todo en aquellos individuos que tienen predisposición a las alergias. Es uno de los síntomas marcadores de la rinitis alérgica, una afección padecida por muchos.
La congestión nasal y la rinorrea (goteo o secreción nasal) son problemas extremadamente comunes que ocurren con frecuencia en forma simultánea, si bien pueden presentarse de manera independiente uno de otro. Por lo general, son síntomas que habitualmente se atribuyen al resfrío común, aunque muchas veces van de la mano de un proceso alérgico de las vías aéreas superiores: la rinitis alérgica. Si la congestión es producto de una alergia, y no se trata como tal, los síntomas perduran en el tiempo y se vuelven recurrentes. Por lo tanto, resulta importante reconocer cuándo la congestión nasal es producida por una alergia Pelos para tratarla en forma adecuada.
LA RINITIS ALÉRGICA, UNA DE LAS PRINCIPALES CAUSAS DE CONGESTIÓN NASAL
La rinitis alérgica es un proceso muy común que afecta las vías aéreas superiores. Al igual que otras enfermedades alérgicas, los síntomas se desencadenan en una persona susceptible cuando el revestimiento de la cavidad nasal, la mucosa nasal, entra en contacto con un alérgeno específico, como, por ejemplo, el polen de los árboles. La rinitis alérgica uede ocurrir en forma estacional o persistir a lo largo del año (rinitis alérgica perenne). La rinitis alérgica estacional, como su nombre lo indica, tiene una relación temporal con las estaciones del año. En la primavera suele ser desencadenada por el polen de los árboles (por ejemplo, roble, arce, olivo). Durante el verano, puede atribuirse a la exposición al polen del césped y de la maleza; a la vez, estos podrían desencadenar los síntomas
de la rinitis alérgica en los meses de otoño.
Es importante tener en cuenta que las causas de la rinitis varían según la región, y que la rinitis estacional también puede ser provocada, aunque en forma ocasional, por esporas de hongos que se movilizan con el aire. La otra forma de la rinitis alérgica es la perenne. Esta se produce como consecuencia de la exposición, a lo largo del año, a alérgenos del hogar
(como, por ejemplo, los ácaros del polvo, las cucarachas, la caspa o el pelo de los animales) o por la exposición al polen de plantas que son muy reactivas, capaces de desencadenar cuadros alérgicos durante todas las estaciones del año. Si bien la rinitis alérgica es un proceso banal, cada vez son más los estudios que demuestran la asociación entre ésta y el asma bronquial, con lo cual resulta importante tenerlo presente a la hora de realizar la consulta médica.
LOS SÍNTOMAS DE LA RINITIS ALÉRGICA
Las personas con rinitis alérgica tienen síntomas característicos como la congestión nasal, el goteo o secreción nasal y la picazón o prurito nasal, aunque este último puede presentarse también en la boca y en los ojos. También se hacen presentes los estornudos, el lagrimeo y la obstrucción nasal. La obstrucción nasal provoca, a menudo, dolor de cabeza. La sinusitis (inflamación e infección de los senos paranasales), es una complicación frecuente de la rinitis alérgica, sobre todo cuando no es tratada como tal y sus síntomas se confunden con los de un simple resfriado. Pueden aparecer otros síntomas como tos y sensación de falta de aire, en particular cuando el asma bronquial subyace al cuadro de rinitis alérgica. La rinitis alérgica es una enfermedad muy frecuente cuyos síntomas suelen confundirse con los de un resfrío común. El rasgo más característico de la rinitis alérgica perenne es la obstrucción nasal que se mantiene en el tiempo (crónica), que en los niños puede conducir al desarrollo de una otitis media crónica. Los síntomas de la forma perenne de la rinitis alérgica varían en severidad a lo largo de año. El prurito es un síntoma menos importante en comparación con la forma estacional de la rinitis. Los signos de la rinitis (rasgos quepueden observarse) incluyen la inflamación y el enrojecimiento de la mucosa nasal y, en algunos casos de rinitis estacional, la inflamación de la conjuntiva ocular y la de los párpados.
El TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS DE LA RINITIS ALÉRGICA
Como el resto de las enfermedades alérgicas, un aspecto importante del tratamiento de la rinitis alérgica es la evitación de los alérgenos. Esta estrategia a menudo se complementa con el tratamiento farmacológico, que incluye el uso de medicamentos de venta libre y medicamentos de venta bajo receta para aliviar los síntomas de la enfermedad. El tratamiento farmacológico de la rinitis alérgica consiste
principalmente en el empleo combinado de agentes antihistamínicos, descongestivos y corticoides nasales.

El tratamiento farmacológico consiste en el empleo combinado de agentes antihistamínicos, descongestivos, corticoides nasales y, en los casos severos refractarios al tratamiento con estos agentes, el empleo de vacunas (inmunoterapia) y la desensibilización a los alérgenos.
El tratamiento de la rinitis alérgica estacional y perenne es, por lo general, el mismo, aunque las estrategias tendientes al control de los alérgenos del medioambiente se recomiendan principalmente en la rinitis alérgica. perenne (por ejemplo, la eliminación de los ácaros del polvo y de las cucarachas).
La primera línea de tratamiento de los síntomas de la rinitis alérgica, de gran efectividad, comprende el uso de agentes antihistamínicos y descongestivos orales o corticoides nasales asociados o no al uso de antihistamínicos. Los antihistamínicos son quizás uno
de los agentes más populares en el tratamiento de la congestión nasal y la rinorrea. La combinación de antihistamínicos de primera generación y agentes descongestivos pueden aliviar los cuadros de rinorrea y obstrucción nasal, en particular en adolescentes y adultos. El empleo de agentes descongestivos tópicos u orales durante unos días es habitual para el manejo de los síntomas.
Otras alternativas terapéuticas que han demostrado ser eficaces incluyen el empleo de agentes estabilizadores de los mastocitos, administrados por vía nasal (por ejemplo, el cromoglicato disódico), y el bromuro de ipratro-pio. La administración de solución fisiológica intranasal, una estrategia que a menudo queda en el olvido, ayuda a movilizar las secreciones nasales espesas, a la vez que hidrata la mucosa nasal.
En relación a la inmunoterapia, esta puede resultar más efectiva en la forma estacional de la rinitis alérgica, y no tanto en la perenne. Se indica cuando los síntomas son severos, cuando no son efectivas las medidas de control ambiental de los alérgenos y cuando no es adecuado o no hay respuesta al tratamiento farmacológico. La desensibilización puede ser necesaria para los casos severos o refractarios de la enfermedad. Los primeros pasos tentativos para iniciar la desensibilización deben darse tan pronto como haya finalizado la estación del año durante la cual hay una mayor exposición al polen, con el fin de preparar a la persona para la exposición durante la siguiente estación. Las reacciones adversas aumentan cuando el proceso de desensibilización se inicia durante la época de mayor exposición, debido a que es el momento en el que el sistema inmune de la persona alérgica se encuentra estimulado al máximo. El montelukast mejora los síntomas, pero su rol en relación a los otros tratamientos es incierto. El empleo de anticuerpos anti-IgE para el tratamiento de la rinitis alérgica se encuentra bajo estudio, si bien es probable que estos tengan un papel limitado debido a la disponibilidad de otras alternativas farmacológicas efectivas y menos costosas. •
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