Notas de Interés

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Los clásicos males del otoño

 No son pocos los que piensan que el otoño es la más bella estación del año, donde es posible disfrutar de pequeños placeres cotidianos y hasta de los primeros fríos, sin sentir el rigor del invierno.

Durante esta estación muchos árboles pierden sus hojas y otros adoptan un espectacular color amarillo o rojizo, muy agradable de ver. Asimismo, luego del largo verano nos reencontramos otra vez con la simple, pero feliz, sensación de tomar una infusión caliente o saborear una comida en la calidez del hogar.

Los pequeños placeres del otoño son muchos, como mirar llover desde un lugar protegido, caminar sobre una parva crujiente de hojas secas, o percibir la limpidez del aire en una noche de viento.

Esto es así porque en ninguna otra estación del año se viven las mismas cosas si uno se conecta con la naturaleza, y para muchas personas el otoño es el momento perfecto para sentirlo. Dado que los meses de otoño son meses de cosecha, no es casual que la etimología de esta palabra latina (autummus,auctus-annus), signifique "la plenitud del año", es decir, el momento cumbre en que, luego de mucho trabajo, finalmente llega la cosecha.

Aunque también es cierto que en sentido literario, cuando se habla del "otoño" suele asociárselo a los años de la vejez, lo cierto es que la vinculación remite más a un estado de madurez, de cosa plenamente realizada, que a un ciclo final de vida. La naturaleza está en su estado de plenitud, y en otoño es hermoso darse cuenta de ello y celebrarlo. Males de otoño Pero no todo es color de rosa, como lo saben muchos millones de personas en todo el mundo, para quien la llegada del otoño incrementa las posibilidades de tener una reacción alérgica importante, ya que el otoño, con sus ráfagas de viento, disperas fácilmente el polen y el polvo, comprometiendo la salud de personas con asma o padecimientos pulmonares y bronquiales.

Para ellos, la llegada del otoño, así como la primavera, son momentos inquietantes del año, ya que posiblemente tengan que padecer, como en años anteriores, malestares que pueden revestir de gravedad. Durante el otoño también es característico que se incrementen las enfermedades respiratorias, los resfriados y gripes, las neumonías y las anginas; de la población en general, los niños, ancianos y personas enfermas o inmunodepresivas son especialmente afectados y se debe extremar las medidas de prevención para evitar contagios. Desde hace muchos años, la bronquiolitis en bebés, y los contagios por brotes del virus sincicial respiratorio (VSR) en menores de 2 años suelen provocar numerosos casos de hospitalización, y han sido identificados también como origen de muchas neumonías o patologías respiratorias en adultos mayores. Durante esta estación aumentan además las enfermedades gastrointestinales, ya que se trata de una estación húmeda, donde son frecuentes las infecciones ocasionadas por virus, bacterias o parásitos. Las lluvias favorecen la aparición de mosquitos que pueden transmitir enfermedades como el dengue. Pero el abanico de afecciones y males del otoño es más amplio: transtornos de la piel o infecciones en las mucosas como conjuntivitis.

Anticipándose al invierno, donde también ocurren estos hechos, también son frecuentes en otoño intoxicaciones por monóxido de carbono a causa de aparatos de calefacción en mal estado o enfermedades respiratorias agudas por mala combustión de braseros o chimeneas, así como mala ventilación en el interior del hogar.

 Para disfrutar del otoño con salud, lo más importante es seguir una seria de recomendaciones básicas que año tras año los profesionales de la salud recuerdan a sus pacientes, y que muchas personas ya han hecho suyas para poder vivir esta estación sin enfermedades y con el ánimo plento, tal como lo indica el origen de la palabra.

1) Aplicarse las vacunas antigripales indicadas por las autoridades sanitarias, y reforzarlas cada años, en caso de que la persona se halle en un grupo poblacional considerado de riesgo.
2) Ante malestar físico o síntomas de gripe, no automedicarse. Es importante consultar a un profesional de la salud, y en esos casos muchas veces el farmaceútico cumple ese rol como primer agente de salud de su área.
3) Controlar la higiene propia y de quienes nos rodean, concientizando acerca de la importancia trascendental que tiene la limpieza con jabón o gel desinfectante a la hora de evitar el contagio y la propagación de un virus.
4) Controlar los alimentos y el agua que se ingiere, así como mantener la higiene en su manipulación y preparación. Vigilar los sitios donde pueda haber agua estancada para evitar mosquitos.
5) No exponerse a bruscos cambios de temperatura, como pueden ocurrir al salir al exterior luego de muchas horas con aire acondicionado, o mantenerse con la ropa húmeda sin cambiarse de inmediato.
6) Confiar en que la naturaleza es sabia y que en cada estación nos ofrece una abundancia de productos de la tierra que favorecen nuestra salud. Alimentarse mejor significa alimentarse con inteligencia: aprovechar sus frutas y verduras del otoño es una forma de "curarse en salud", como indica el dicho popular.

  Forma correcta de lavarse las manos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
1. Para cumplir con su función de proteger de infecciones, el lavado nunca debe durar menos de 40 segundos.
2. El jabón debe cubrir toda la mano, y el lavado debe realizarse frotándose las palmas entre sí, los dedos sobre las palmas, entrecruzando los dedos, repasando el dorso de las manos, con movimientos enérgicos y siempre frotando para eliminar posibles gérmenes. Se trata de una práctica que lleva apenas 40 segundos, u una vez que se incorpora como rutina se realiza automáticamente.
3. Para cerrar la canilla utilice una toalla de papel, especialmente en lugares públicos.
 

FTE. R.F.KAIRO